Dedicaciones:
A mi madre que me ha dado la confianza necesaria para seguir adelante, a mi padre que me ha dado la imaginación de la historia, a mi hermano en el que he ambientado partes de mi libro, en mi madrina Inma que me ha dado mi personaje principal (María), a mi tío Pablo que me ha dado la picardía que le faltaba a mi historia, a mi prima Emma que me ha dado ratos inolvidables a Paula la pequeña de la familia. A toda mi familia por su gran apoyo. A mi amigo Pedro que me ha dado el visto bueno, a mis amigas: Agarimo, Anaí, Zaida y Ana Olivia. A mis amigos: Aarón. A mi novio: Antonio 1 CAPÍTULO: ALEX He amado a mil personas, querido Alex, pero no fui capaz de olvidarte a ti; ¿Quiere decir que me enamoré locamente de ti? Que quieres que te cuente, sí ni siquiera sé sí esta carta llegará, si esto por un lado es inútil, que pronto acabará. Pero, quizás haya una pequeña posibilidad, de que te acuerdes de mí, a lo mejor un día te apareces en mí casa cuando yo ya no esté, y buscando pistas de mí, encuentres esta carta y otra y otra… También cabe el casual de que aún esté en esa casa pero, que con el paso del tiempo ni me reconozcas, que digo reconocer, si tú nunca me has visto en la vida. Pero si te llegara esta carta quiero que sepas que echo de menos tus palabras, aunque las soñara o las viera escritas en alguna carta, aunque simplemente sea un bonito sueño en un prado, con amapolas y margaritas. Estos tiempos corren malos por aquí, están llenos de tristeza, solo algunas enamoradas de 15 años se atreven a ir riendo por las calles, sin importarles quién viene por detrás. No sé cómo es tu pueblo ni cómo eres tú, no sé si mi corazón es alegría o algo que alguien se imaginó, no sé ni siquiera si a lo que el significado llama amor existió para mí hasta entonces, pero estoy segura que seas quién seas, un día volveré a ver tú sonrisa en palabras de alguna carta escrita. Ahora misma, sentada en mi escritorio, imaginando como acabar Una carta, veo el negro del cielo y las estrellas perdidas que en mis pensamientos te las regalan a ti, ojala supieras que te escribo, o supiera de tú existencia. 2º CAPÍTULO: UN ANÓNIMO LLEGA EN CARTA Después de escribir esta carta, yo María ese es mí nombre, fui junto Mi hermana Sara. Ella se casaría dentro de unos meses cumpliera los 16, ella era una de las pocas enamoradas en nuestro pueblo, de pronto, la voz dulce de madre resonó: -¡María! -Sí, ¿Madre? -Tienes una carta. Cogí la carta con rapidez y me senté en el viejo sofá de la sala. Querida María: Cuanto he esperado que cogieras está carta y con tus regordetas manos, y tu dulzura empezaras a leer. Cuanto he esperado querida y amada María, que con tus brazos acogieras mi amor. No sé que he de decirle a tus dulces ojos y a tu mirada llena de ternura, no sé cómo he de amarte y con quién he de confundirme. No sé si me he perdido por ciertos caminos, o que perdido por tu amor me he parado aquí. Porque, como decirte con palabras, lo que son mis sentimientos. Como decirte que cada noche estoy perdido en un mar de estrellas, al que son inalcanzables, sobre tu noble corazón. Como decírtelo, sin tartamudear y sin encontrar miedo en ellas. Como decirte esta bella frase, que se describe en dos palabras, pero que tan difícil me es de decir: TE QUIERO: Anónimo Estaba rara, ¿quién sería aquel hombre, que decía conocerme? Me fui para mi escritorio aún con las cartas en la mano y me dispuse a escribir otra de mis cartas. Con el fin de que él me entendiera en esa carta si llegaba algún día, si volvía a ver sus bonitas palabras, él me diría quién era aquel hombre, él me lo diría, estaba segura. 3 CAPÍTULO: 2º CARTA PARA EL AMADO. Querido Alex: Si me ves, me oyes o me escuchas, podrías ayudarme, he recibido una carta a la que no le encuentro sentido, son palabras dulces y llenas de agonía, no parecen ser tus palabras, ni tu sabiduría parecía la letra de alguien esperando mandarla desde siempre, y que ahora que puede teme fallar, quizás porque sepa, que yo estoy enamorada de ti. Y que nunca amaré más a alguien, si no es a ti, te lo juro. ¿Que más te puedo contar que ya no sepas? Mi hermana se va a casar parece contenta, algo que a mí me pone algo triste, no en el sentido de que ella este contenta si no porque, se va a casar y a mí me queda solo un año para que mis padres me elijan marido, Sara tuvo suerte porque eligieron al chico del que estaba enamorada. Te echo de menos, querido Alex, que las estrellas lleven mi voz y mi amor para ti, Alex para poder seguir escuchándote y escuchando tus palabras, para seguir soñando y mintiéndome en mi propio sueño, para seguir navegando en un navío perdido, para estar contigo. ¿Qué más he de decirte? Que te esperaré más lejos que la muerte, con Dios a mi lado y tú a mi otro lado. Te amo: María 4º CAPÍTULO: ENFERMEDAD Deje la carta dentro del cajón secreto, de mi mesilla de noche. Entonces escuché la voz preocupada de mi madre. -María, llevas ahí arriba 1 día entero -Madre llevo arriba cinco minutos -hija te habrás dormido por que mira el calendarios… En efecto era otro día, otro día como todos los días, pensé. -Hija a tú padre, lo han traído de la batalla. -Madre bajo ahora a saludarlo Fue entonces cuando oí su llanto, a padre lo habían traído de la batalla, había muerto allí, pero… ¿Cómo? Ya no baje, me fui a mi habitación, en aquellos terribles tiempos solo había llanto. Me sentía triste, desolada, sola, humillada, estafada, inútil. Sabía que mi madre no sería la misma, que mi padre ya no estaba aquí y que mi hermana Sara pronto se iría con su marido a Valladolid. Para mí esto era una enfermedad, sin cura una enfermedad que ni las más bellas palabras de amor curarían, porque, ¿Quién era yo para imponerme al destino? Nadie, absolutamente nadie-pensé Recorrí, mi habitación con la mirada y me fije en mi muñeca de porcelana, hacía tanto tiempo que no la veía, me la había regalado padre cuando yo tenía 5 años de edad. Me sentía enferma con ganas de no volver a levantar mi mirada desesperada, sentía que algo en mi vida había cambiado. Cogí otro papel y me dispuse a escribir a Alex pero, esta vez de mi tristeza. 5º CAPÍTULO: MERMAID MELODY La carta de Alex era corta: Querido Alex: Mi padre ha fallecido, o querido Alex. ¿Qué voy a hacer? Mi madre, no come Sara se marcha, voy a quedar sola, o…ya quedé sola, Padre ponía orden en casa y nos hacía a todas felices. O amado Alex que ¿he de hacer? Te quiere: María. Entonces, por la ventana me llego una carta sus palabras eran dulces, y melodiosas, era una carta que no podría describir, supe que era de Alex al momento, sin embargo su contenido era raro. Querida María: Espero que cuando leas esta carta, hagas caso de tu corazón, y tomes la solución de tu agonía con cautela, amada María, aquí te doy está canción, escrita por mí dedicada a ti, se llama “mermad melodía” (canto de sirena) A ti te lo escribo para ti, solo para ti, y nadie más debe leerlo. He cogido una flor De un campo de amapolas He cogido una flor Del color del sol Como tus ojos, En lágrimas de rocío Como tus ojos en tus labios finos Para que del sol un Deseo revele, para que de La luna hermosa La tierna rosa, tiña de color Las palabras. Para de que tu boca Salga una sonrisa Para de que tu boca Suene el más bello son. Al acabar de leer la extraña carta, me eche a llorar porque algo me hizo pensar que no iba dirigida a mí, que alguien estaba antes que yo. Pero, por otra parte esa carta podía significar que él leía mis cartas que sabía lo que me pasaba que se preocupaba, y solo con eso me sentía la mujer más feliz del mundo. Después, de ese brote de sentimientos, pensé en las primeras palabras de la corta carta: Elige lo que el corazón te diga. Esa respuesta, no era complicada cantaría esa carta por él y por mi familia, por mi difunto padre… Canté hasta quedarme sin voz soñé que cantaba ante el público, que era alguien famosa, una persona querida por todas, soñé con 1001 rosas que me echaban, soñé con ver a mis padres felices de verme en lo alto, soñé con la felicidad del mundo, y no me cansé de cantar,. Cuándo ya no tuve voz para seguir cantando, abrí los ojos y ante mí, estaban miles de pájaros ciervos, pero lo más increíble es que toda la gente de la aldea estaba allí y empezaron a aplaudir, mi madre también estaba allí, llorando… Cerré los ojos y me sentí feliz de mí misma, pensé en todas las cosas que habían pasado y de todo lo que había hecho yo y no me arrepentí de nada. 6º CAPÍTULO: 3ª CARTA PARA ALEX. Querido Alex: He estado cantando, tu canción, tu hermosa canción que ha alegrado los corazones de mucha gente y entre esa gente estaba mi pobre madre llorando. Eso me ha puesto de lo más alegre, pero, se que el dolor de nuestros corazones no se irá tan pronto. Mañana mi hermana se casará un día de felicidad será para ella, por eso espero que madre se encuentre bien para ir, y que su casamiento sea bien recibido en su corazón. Supongo, que mañana no tendré tiempo de escribir una de mis extensas cartas que duran un día entero, pero que sepas que seas quién seas, seas cómo seas, yo te querré y que nunca me olvidó de ti. Mañana tendré que bailar, y francamente no tengo pareja para hacerlo y si alguien me elije será un desastre porque seguramente madre aproveche para casarme, deseo que no te enfade eso. Si algún día te llego a conocer, espero que sea antes de mi lecho de muerte. Bueno tras la muerte de padre, madre como ya te dije ha estado algo rara pero, que conste que me parece normal, la verdad es que yo tampoco estoy muy bien fue un golpe bastante fuerte y a sus años la conllevará a la muerte. Nuestro pequeño pueblo sigue siendo un puro desastre ahora ni las propias muchachas salen tras, no sé si te conté, la muerte de una de ellas asesinada por un viejo borracho. Ya no queda felicidad, seguro que tú encontrarás una bella solución a la soledad y agonía del pueblo. Te ama: María Me senté en el viejo sofá azul cielo de la sala al lado de la ventana tapada por una vieja persiana de mimbre, ya casi desecha en pedazos la luz entraba polvorosa, y el aire contenía un ambiente de tensión, mi madre entró toda ajetreada llevando consigo el vestido de boda de mi hermana. Entonces se me ocurrió que para librarme de la tempestad de angustia, iría a comprarme un nuevo y elegante vestido para la boda y es que aunque nuestra familia fuera de personas con dinero suficiente, para vivir bien no nos sobraba, rompí mi hucha y conté el dinero, vente mil pesetas tenía muchísimo más de lo que pensaba cosa que no sabía. Me fui a una de las mejores tiendas de mí pequeño pueblo, y en el escaparate había un flamante vestido de color rosa paste y volantes blancos con su paraguas a juego. 7º CAPÍTULO: EL MISTERIOSO CABALLERO Entré en la tienda, y pregunté por el precio: -Vale cincuenta mil pesetas señorita. Cerré la puerta y me fui, con la cabeza gacha de pronto un choque infortunado me hizo caer, una mano cortés me agarró y me ayudó a levantarme, tenía los ojos color esmeralda, un pelo rubio precioso y vestía smoking debía tener unos 16 años poco más que yo. -¿Buscaba algo señorita? -No, quede tranquilo, simplemente quería vestir galante - ¿Va ir a alguna ceremonia dama? -Sí, a la boda de mi querida hermana Sara, pero no tengo púes que vestir. -Yo también acudiré a esa boda madame soy el primo del novio, ¿quiere que le ayude con el dinero? -No hará falta seguro que madre me deja. -Déjeme hacerle el favor. -Vale, gracias ¿Debo saber su nombre? -Alexander púes, pero usted puede llamarme Alex ¿y su nombre? No escuché sus palabras solo me quedara con el nombre y si era él, no, no lo creo, aunque…mis mejillas se sonrojaron… -Mi nombre es María-dije haciendo una reverencia. Entró en la tienda y me regaló el vestido, creo que estaba enamorada de dos hombres mi querido Alex de cartas y mi misterioso Alex de persona. 8-º CAPÍTULO: 4ª CARTA PARA ALEX Querido Alex: Te juro por mi vida que siempre te he amado y te seguiré amando que no amo a otros hombres, y que si los amo no las amaré más que a ti, pero, pero es que él es diferente él tiene tu nombre, él me recuerda a ti al que anhelo conocerlo anhelo uno de tus besos anhelo abrazarte anhelo mirar tus ojos. Te anhelo a ti, querido Alex, por ser como eres y por quererme como soy. Mi hermana, Sara se casará mañana mi vestido sigue escondido en mi precioso armario, será una sorpresa para madre y Sara, la boda excitó a madre mucho hacía tiempo que no la veía tan contenta. Cambiando de tema, a veces me preguntó cómo sería la vida entre ella y mi difunto padre de pequeña, si se han enamorado de sus palabras o ha sido como muchos otros, una de esas bodas concertadas. No me lo parece madre, se veía enamorada de él. ¡O Alex! Como me gustaría que fuera igual contigo: Te amo: María 9º CAPÍTULO: LA GRAN BODA Al fin, había llegado el tan esperado día, mientras mi querida hermana Sara, se acicalaba y se ponía su vestido blanco color perla, yo me ponía el vestido secreto, con mi pelo acastañado recogido en un moño trenzado, con un bonito colgante de perlas blancas. Baje las escaleras de mi casa toda galante, feliz y contenta, madre atareada más que nunca preparaba deliciosos dulces para el banquete y el baile, en ese instante mi mirada se desvió por la ventana, y vi a Alexander, recordé entonces que él también asistiría a la boda, y una sonrisa iluminó mi cara, olvidé entonces a mi desconocido de las cartas y salí silenciosamente. Me planté ante él y di una vuelta haciendo volar a mi vestido: -¿Qué tal? Giró la vista hacia mí y sus ojos azul cielo iluminaron con una gran sonrisa, en su boca: -Preciosa, mi bella dama -Vayamos ya a la iglesia, dentro de poco ya acudirán los novios es mejor que nos apresuremos. -Sí Nos montamos, en un hermoso coche de dos caballos de un marrón miel intenso, y beige, que movían la cola de un lado a otro contentos, el coche era al descubierto estaba forrado de terciopelo rojo y blanco por fuera era negro, un cochero uniformado con smoking negro y camisa blanca, anunció la marcha. Mientras nuestro cochero nos llevaba, a la iglesia, el viento aumentaba era cálido, en uno de sus vendavales, deshizo mi peinado, dejando mi pelo acastañado ondulado, al aire: -¡No!-grité -No te preocupes estás igual de hermosa con el pelo suelto. -Gracias-musité -Hemos llegado señorita-anunció el cochero abriendo la puerta -Gracias, bajaré sola tranquilo-repuse La misa fue preciosa, sobre los novios, mi hermana Sara estaba preciosa, su galante vestido ondulaba hacía uno y otro lado, su novio, ahora ya marido era algo orgulloso pero, se veía que la amaba de todo corazón. 10º CAPÍTULO: UN BAILE Y UN BESO Al salir de la iglesia nos dirigimos al lugar del banquete y el baile. Me senté al lado de Alexander, me lo pasaba bien con él me hablaba de su pueblo natal, de sus prados y bonitas amapolas, de su paz y armonía; Él no parecía haber escuchado hablar de lo que era guerra, o la muerte de un padre en ella. La comida se me pasó rapidísimamente, cuándo al fin iba a llegar el postre con una tarta de fresas y nata, mi madre interrumpe carraspeando y dándome un codazo: -¿Quién es el señorito? -Disculpe señora, soy Alexander, Alex, para usted primo del novio -Encantada, hacen buenas migas ¿no? -Sí señora, su hija es muy buena persona y muy bella -Madre, deja de preguntar que llega el postre-interrumpí. La tarta estaba deliciosa. Cuando una música procedente de un piano y un violín empezaron a tocar los novios y muchos familiares se levantaron, yo me quedé sentada, y Alex también. Cuando una música mi preferida empezó a sonar me levanté, no tenía pareja, pero necesitaba bailar aquel precioso vals, Alex se levantó a la vez y me dijo: -Me concedes este baile-arrodillándose -Sí Empezamos a bailar, uno y otro paso, todos se apartaron y se quedaban perplejos mirándonos. Bailamos y bailamos, aquella hermosa canción, mis pies parecían quemar sobre el suelo sentía la brisa del viento y el movimiento de mi vestido, mi pelo se movía y se movía una y otra vez, cuando la canción llegaba al final, algo inesperado ocurrió la mirada de Alexander y mía se cruzaron vi en sus ojos cada carta que había leído de mi desconocido, y mis cartas escritas, me pareció ser él, entonces Alexander se acercó a mi cara un poco más, yo no era capaz de arrebatarme mi vista seguía clavada en sus bonitos ojos, se acercó a un más sentí su aliento y mi estomago se revolvió, entonces un leve tacto cálido asombraron mis labios, cerré los ojos imaginándome la cara en mis cartas, sentí sus labios apoyándose más fuertes a los mío y finalmente nos unimos en un único beso como una única persona. Cuándo mis ojos se abrieron mientras los dos nos separábamos y la música ya no sonaba, escuche susurros, vi a mí alrededor, todos nos miraban boquiabiertos y él me miraba con su sonrisa, algo me impulsó a salir corriendo de la estancia y mis pies respondieron por mí. Salí corriendo, y me senté sola en el banco de un callejón, me eche a llorar, entonces abrí los ojos al sentir pasos, un hombre borracho se me acercaba: -Que linda, da le un besito a este macho Di un pasó para atrás pero pronto choqué contra una mugrienta pared. -SOCORROOOOOOOO-grité- Déjeme en paz, váyase Entonces, el hombre cayó tras romperse una botella de cristal en su cabeza, pude ver la cara de Alexander, después de salvarme la vida antes de caer desmayada. -¿A dónde te vas?-susurré Él me levantó la barbilla 11º CAPÍTULO: EL AMOR DE ALEX Desperté en mi habitación, vi sentado a mi lado con mis manos entre las suyas a mi madre, y al fondo en un sofá a Alex. -Gracias-dije -No sabes el susto que nos diste ayer, cuándo en medio de la boda Alexander te trajo en brazos Después de un minuto de silencio, madre volvió a hablar: -Lo siento, hija ¿por qué te fuiste? -Tenía la impresión de haber hecho mal. Mi madre asintió: -Hola, perdón por lo de ayer-dijo Alex -No te disculpes, la culpa fue mía no se qué dirá él de esto -¿él? -Solo lo conozco por cartas. Alex, me sonrió como si supiera quién era. -Princesa-me dijo quedándose sin palabras -Alexander ayer me lo pasé muy bien, gracias de nuevo por salvarme la vida -De nada, mi bella dama-me dijo besándome en la frente- Ojala aquel momento nunca acabará. Me sonroje, nunca me había pasado esto, nunca, era la boda de mi hermana aquel día y yo le había quitado su protagonismo, seguro que no me perdonaba, solo me había sentido así escribiendo y leyendo las hermosas cartas que Alex y yo nos mandábamos, incluso este sentimiento era más intenso, más punzantes, era como un nudo en la garganta, era algo muy diferente tenía ganas de seguir en sus brazos de que no se marchara. Miré sus deslumbrantes ojos, y baje mi mirada como si de algo malo se tratara. -María, querida María este lunes me marcharé nunca te podré olvidar. Mi boca se secó: on ternura y me dijo con lágrimas en los ojos: -A Londres, mi familia me espera -Alex no te vayas, por favor Se acercó a mí y me dio un lento y suave beso, volví a ver en sus ojos cerrados las maravillosas palabras de mi desconocido deseaba, verlo a él en Alexander, deseaba que no se separará de mi, deseaba todo y no podía tener nada, entonces lo abracé con más fuerza como si mi vida se fuera con él, lo amaba estaba segura: -No te vayas-le dije-Llévame contigo-Que estás diciendo maría pensé- Me quedé allí dormida entre sus brazos, con la vista clavada en sus ojos de ensueño, noté su respiración cerca de mi pecho, y sus manos cálidas sobre mi piel, y poco a poco adormecí entre sus mullidos brazos, y noté como él se alejaba de mi habitación, y como se marchaba a un lugar que para mí no existiría. 12º CAPÍTULO: 5ª CARTA PARA ALEX Querido y amado Alex, he tenido una semana de lo más extraña, no sé como contártelo sin sentir que te he traicionado, así púes me siento obligada a contártelo, porque te quiero. Como ya te he contado he conocido a un chico de tu mismo nombre, sus ojos relatan bellas poesías me parecen tus cartas, y eso me llena de nostalgia como me gustaría que tú fueras él o él fuera tú, así mi corazón solo pertenecería a una sola persona. Porque Alex me he enamorado de él, y ante el público nos hemos besado él ha estado conmigo, me ha salvado la vida pero, ahora se va para Londres, y yo no deseo su marcha, porque lo amo de todo corazón, se que madre está enfadada por el espectáculo del otro día, y sobre todo porque me escapé y un señor fue detrás de mí. Eso no me preocupa. Me encantaría volverme a dormir junto a él al lado de sus brazos, y que siempre permanezca a mi lado, pero tú permaneces ahí imponente, y mi mente no es capaz de deshacerse de tus bellas frases, y tus bellas palabras que acarician mi cabello cada día, tus canciones melodiosas. Alex que he de hacer, que he de hacer para no morir dentro de mis sentimientos, para no crear conflictos, para amaros a vos y a él que he de hacer me pregunto. Sí, me pregunto si alguna vez pobre avistar el mar tan lejano sin que vuestros pensamientos y mi amor por ambos me persigan y poder llegar en paz y morir en paz, ahora me da la impresión de que envejeceré entre suspiros y anhelos, ¿Por qué? ¿Por qué ha de ser así? Creo que cerraré mi carta así: Te quiere: María 13º CAPÍTULO: ALEX UNA Y OTRA VEZ Me puse un vestido que solo en ocasiones especiales vestía, era de colores pastel azul y blanco. Cuando salí a la calle llovía por lo que cogí mi paraguas, y me propuse buscar a Alex. Al fin en una calle estrecha encontré a mi hermana Sara y a su marido. Decidí preguntarles: -Hola Sara, Hola Jorge -Hola Hermana, que mal estuvo lo del otro día -Lo siento Sara -No pasa nada-dijo Jorge-Buscas a alguien. -sí, te venía a preguntar a ti -Me lo temía. Él está haciendo las maletas se marcha hoy al final -Donde debo buscarlo-pregunté -En mi casa allí lo encontrarás. Me fui corriendo entre el bullicio, entonces un coche pasó delante mía y me caí, me manché totalmente, y con el gran golpe me quedé sin conciencia. Cuando abrí los ojos, vi una cara que me era conocida y decía: -¿María, María estás bien me escuchas? -E… ¿quién eres? -Soy Alexander Me puse de pie: -No te vayas, llévame a tu casa llévame contigo -Ven te llevaré a la casa de primo a asearte, pediré el billete para otro día. -Gracias -La verdad es que no quiero irme…. Sin ti Me aseé y me puse unas ropas de su hermana. -Hermosa como siempre, princesa. -Gracias, caballero -María, no puedes venir conmigo -Por muchas cosas que me lo impidan Alex, iré contigo, antes de quedarme aquí sola. Alex y yo disfrutamos una tarde entera nos besamos sin miedo y volví a sentir el cosquilleo de sus labios, me contó historias interminables, hasta que me quedé dormida. Me desperté con el sol de la madrugada: -Te tengo que decir algo-me dijo Alex-Mañana me iré, María y ya no podré volver a observar tus hermosos ojos color almendra no tocar tu esponjoso pelo acastañado, ni podré volver a sentir a tus labios, que sepas que te quiero, y que permanecerás siempre en mi corazón -Tú también amado Alexander, fuiste la vida de mis ojos y mis palabras y lucharía por verte cada día-Dije con lágrimas en los ojos-No obstante; debemos decirnos adiós Y me fui llorando. 14º CAPÍTULO: 6ª CARTA PARA ALEX Y LA RESPUESTA DE ESTA CARTA. Me senté aun con los ojos húmedos en el balcón de mi habitación, observando el nacimiento de un nueva luna en aquella noche, mientras observaba la blanquecina luna me dieron ganas de escribirle a mi desconocido, así que cogí un rollo de papel y lo abrí, y con una pluma mojada en tinta china empecé a escribir: Que largos pasan los días de noches ciegas, entre lágrimas y añoranzas, querido Alex. Echo de menos la belleza de tus palabras y mi sonrisa al leer una de tus misteriosas cartas que no sé cómo llegan hasta mí, como si cada día me estuvieras observando y cuando me voy coges mis cartas que mando al viento, como si de un gato se tratara, que escala por el tejado de mi alcoba, quién sabe como llegas tú asta mí. Esta carta la mandaré lejos a donde va Alexander así que si la lees, será porque me has encontrado y yo te he encontrado a ti. No sé qué hacer por Alexander, no lo quiero dejar marchar, lo amo, ¿Qué he de hacer? Te quiere: María Al acabar la carta me giré y me tiré sobre la cómoda de mi cama, pensando todo lo que había ocurrido en tan solo tres días. Deseaba que la carta llegara a manos de mi desconocido y que él me enviara una preciosa respuesta con la que pudiera pensar todo un día. Al fin bajé a cenar a la salita principal, recordé que mi hermana ya no vivía aquí y que tan solo estaba mi madre. Bajé la pequeña escalinata, y vi a mi madre tirada en el suelo: -¡Madre! -No me encuentro bien hija mía, llévame a mi habitación por favor. -Sí madre, ¿he de llamar a un médico? -No hija, mañana estaré mejor -Vale madre, si necesitas algo pídemelo Me fui bastante preocupada para mi cama, y divise una carta escrita en la caligrafía de mi desconocido: Querida María: Te amo, y deseo ver tu cara, más no puedo. Sigue a Alexander yo es lo que aria si amo a esa persona, pero recuerda mi bella María que si no quería que fueras con él, era por algo. Recuerda también, que la que algo quiere algo consigue, y lleva estás hermosas palabras en tu corazón mi lirio blanco recuérdalas siempre. María eres el ensueño de mis días, y no aguantaría tu pérdida, sería agria como el amarillo limón, y sabes que tú eres dulce como una tarta de cerezas. Estaré de acuerdo en cada decisión que tomes, en cada suspiro tuyo, estaré por ti y para ti. Te ruego que esta noche me escribas una nueva carta, aunque no la conteste me llegará con leer tu caligrafía. Ya terminada mi lectura, empecé a hacer lo que mi Alex me dijo en su carta, le relate mi preocupación por madre, y que me quedaría cuidándola, mi miedo por su gripe, mi mal de amores, le relate toda mi tarde y los sentimientos de tres días, le dije que lo amaba y lo quería… 15ª CAPÍTULO: UN DÍA ENTRE DESEOS POR LA BELLA VIDA Madre había despertado gritando histérica, baje corriendo precipitadamente donde se encontraba, estaba llena de sudor y tenía fiebre, entonces; supuse que esto era provocado simplemente por los nervios madre solía ser una mujer nervioso, alegre y subjetiva. Más aquellos días su rostro afable, de nariz picuda, cara blanca, rostro redondo, y cuerpo bien alimentado, había tornado a un amarillento y su cuerpo había se vuelto del más delgado. Sus ojos antes verdes como el mar de Galicia que daban sensación, de calor y protección, se hallaban perdidos y apagados como si de una nube que se posa delante del sol se tratase. A pesar, de las dichosas insistencias de no llamar al doctor, el agudo dolor que forjaba sus alaridos me hizo, de la impaciencia, y llamé. Pronto, en la calle se vio, aparecer a un hombre, que deslumbraba sabiduría, sus ojos eran constantes, su nariz era aplastada y llevaba unos Quevedos, el hombre de mediana edad y estatura baja, peto a la puerta de mimbre. -Señor, pase por favor-le dije -Llámame Doctor José, por favor, ¿donde se encuentra la paciente? -Dos salas, más hacia delante, venga conmigo. Lo lleve hasta la vieja sala, donde padecía madre. La mirada del doctor parecía inquisitiva, pronto su cara se torno blanca, y después se asombró con una mueca de horror. -¿Pasa algo doctor? Por lo contrario, el doctor José, empezó a rezar una oración: -Ya Señor glorioso, Padre que en çielo estás, Fezist çielo e tierra, el tercero el mar, Fezist estrellas e luna, e el sol pora escalentar, Prisist encarnaçión en Santa María madre, En Beleem apareçist, commo fue tu veluntad, Pastores te glorificaron, oviéronte a laudare, Tres reyes de Arabia te vinieron adorar, Melchior e Gaspar e Baltasar, oro e tus e mirra Te ofreçieron, commo fue tu voluntad… Contuve el aliento, sin pensarlo, se me hizo un nudo en la garganta, deseaba que madre estuviera bien. El doctor se levantó, con voz grave y seria, empezó a diagnosticar a madre: -A vuestra madre, no le queda mucho tiempo de vida Me quedé de piedra, como si se tratase de una farsa cualquiera. Supongo, que en ese momento lo único que quería era despertar, de aquel sueño largo, que desde mi punto de vista, me mantenía apartada del resto del mundo. Pero no fue así, el médico le diagnóstico, una fuerte pulmonía, y en estos tiempos que pasamos, una pobre viuda, y una hija sin prometer, no podían hacer nada. 16ª CAPÍTULO: 7ª CARTA PARA ALEX. LA MUERTE. Querido y hermosamente amado Alex: Mi madre, ha caído en una terrible enfermedad, el médico le ha diagnosticado un terrible pulmonía, y ya sabes que en estos tiempos, poco se puede hacer, Sara no se puede trasladar, y su marido Jorge tampoco está por el intento, sinceramente, no me extraña, recién casados y mi hermana ha de quedar huérfana, no creo que sea lo más apropiado. A veces ya pienso, que es un sueño, un cantar en labios, de malas pesadillas, pero a pesar de todo, estoy despierta, y eso sin lugar a dudas, me ha hecho perder toda esperanza, me duele decirlo pero es así. Si se cura mi madre, nos quedaremos aquí, pero siendo más realista, poco queda de esa esperanza , y quizás y solo digo quizás sea lo mejor para madre, ya que se reunirá con su amado, mi amado y querido padre, creo que sufre mucho, desde su desastrosa muerte. Bueno, me despido con un dolorido abrazo, y espero que leas esta triste carta: María Las semanas pasaron rápidas, solitarias y nostálgicas, al lado de la cama de mi madre, esperando una leve recuperación, pero no fue así. 2 meses después mi madre falleció, en un trance doloroso, fue uno de los días que más sufrí, la cuna que me había hecho crecer, que me había alimentado y enseñado, había sido derrumbada, ahora debía buscar el camino sola, como nunca antes había hecho, sin ayuda. -Pobre de mí-dije sollozando. Cogí la mano inerte de mí madre, y derramé lágrimas de sabor amargo en su mano, a pesar de aquellos duros dos meses, no me lo creía, no me creía nada. Pero a pesar de todo, había insistido en que se recuperara, no lo había hecho, pero tenía en el corazón, el dulce pensamiento, de que mis padres volverían a estar juntos, y eso me alegraba mucho, era lo único que se me pasaba por la cabeza, para sentirme mejor, y proceder a una leve sonrisa. Dos días después, celebramos un funeral, al que apenas se presentaron cuatro personas, mi hermana Sara su marido, el Doctor y yo. Fue uno de esos días, en el que parece que el sol no volverá a salir, en el que la tierra se muere, donde ya no existen flores ni colores alegres. Se levantó una brisa, que traía hacia nuestras caras el sabor salado, de las lágrimas derramadas, mi vestido negro se batía triste en un movimiento leve, mi gorro negro, fue arrastrado por el viento, pero mis fuerzas habían decaído para ir detrás de el, giré ligeramente mi cabeza, y al ver el gorro en vuelo, me recordó a Alex y a madres, me recordó a la seria voz de mi padre, a las sonrisas, y trajo con el recuerdo una gran nostalgia. 17º CAPÍTULO: 8ª CARTA A ALEX Querido Alex: Tristes días estoy pasando, amado y añorado Alex, mi madre ha fallecido, y tú has fallecido en cartas, ya no recibo algunas de esas palabras que tienen cambiado mi vida, y darme una sonrisa. ¡HAY! De mí, lo que daría yo por volver a antes de estos duros tiempos de guerra. ¡HAY! Querido Alex, si de ti oyera las palabras, si de ti viera la sonrisa, si de ti sintiera tus brazos, tus ánimos, o tus bien escritas y vulnerables palabras. Mañana comenzaré el viaje a una nueva vida, he decidido ir a buscar a ‘’Alex’’ , a ese otro Alex, que conocía no hace más de unos meses atrás, de quién no he podido desamparar mis sentimientos, a pesar de que a quién más quiero es a usted, pero he de empezar la vida que madre y padre querrían para mí, estoy segura de que ahora se encuentran juntos y felices, sin embargo siento una nostalgia melancólica, que no cesa de hacer llorar a mi corazón, sin tan siquiera supiera lo que me depara la vida, pero no sé ni mi destino ni mi vida, así que iré en busca de ese amor, que cubrirá mis yagas, no me olvidaré de ti, juro por Dios, que escribiré una carta todos los días que pueda, no me olvidaré jamás, de ese amor, que tú me procediste a dar, mediante hermosas palabras, por lo que te pido que no te enfades, ¡HAY! De mí que juro que lo último que quiero es enfadarme. Un amoroso saludo: María 18º CAPÍTULO: PRIMER PASAGE Preparé con suma delicadeza las maletas, las cogí y me dirigí al tren que me llevaría asta Francia, allí cogería el Ferry hasta Inglaterra. Me subí al coche de caballos, sus asientos viejos y aterciopelados, parecían a ver perdido su color, sus dos caballos, eran no obstante, galantes su negro color aplastante, parecía dejar a la sombra boquiabierta. Sabía que a partir de aquel momento, mi vida volvería empezar, debía formar una familia: casarme, servir bien a mi marido y darle hijos. El día transcurría nublado y lluvioso, como si el cielo se apenara de la muerte de madre y el sol se apagara para siempre, yo derramé parte de esa lluvia que surgió de mis ojos. La estación era de madera de roble y pino, tenía un reloj de grandes dimensiones en la pared central, y cada cinco minutos, pasaba el hombre enchaquetado de azul marino y boina negra diciendo el próximo pasaje. -Por favor, póngame uno para Barcelona. -Son cien pesetas señora -tome aquí están. Me senté en los bancos que se encontraban en frente de las vías férreas. El revisor acompañado de su campanilla, daba la siguiente salida: -Última llamada a los pasajeros para el transbordo Barcelona, Francia. Cogí mis maletas cuidadosamente. Me situé al final de la fila de pasajeros para entrar en el tren. -Bienvenida, señorita, ¿Podría enseñarme su billete? -Tome Subí las escaleras del tren, y me situé en uno de los asientos al lado de la ventana. Los sillones eran de lana marrón, suave y delicada, las ventanas eran grandes y extensas con marcos de madera de roble. En sí, el asiento era de aspecto cálido y acogedor. Al fin sonó la salida del tren, las familias más jóvenes que emigraban para sitios donde no hubiera hambre se despedían de sus parientes por las ventanas alzando sus pañuelos blancos, los niños correteaban por los pasillos, mientras entre enfado y enfado volvían a sus asientos. El tren dejó atrás la estación y con ella es paisaje áspero y seco de la zona. Cogí un papel y una pluma, la mojé en la tinta china que siempre llevaba conmigo y empecé a escribir una de esas cartas que me dejan lágrimas en los ojos: Querido Alex: Cuándo partí observé como las nubes lloraban, como dejaba atrás a toda mi vida y a lo que más amaba, el tiempo me recordaba a cuando encontré esa carta en mi alcoba, a como la leí entusiasmada, a como conocí tu nombre, esa carta de papel blanco que olía a tinta fresca, esas palabras que embelesaban a toda bella dama. Y deje todo atrás, lo dejé, lo dejé como si nunca hubiera pasado nada, y es todo mentira, ahí conocí tu nombre, ahí pase mi infancia, ahí lloré por padre, por madre. AHÍ SONREÍ POR LA BODA... La boda... No sé nada. No conozco nada. No se si me encuentro o si me pierdo, simplemente me pongo una distancia y un lugar, que no sé si son correctos. Mi amado Alex, lo que daría yo por volver a escuchar tus hermosas palabras, por volver a ver tu sonrisa en metáforas, por cantar una de tus canciones, por llorar con cada palabra. Muchos besos: María No supe cuanto tiempo pasé leyendo y releyendo las mismas frases una y otra vez, pero el sol se puso y con él el fin del día. El tren con su monótono seguía en marcha. La luna aparecía entre la niebla como un fantasma perdido, las perlas del cielo lucían ya, descoloridas por la niebla se presentaban ante un cielo oscuro que rechazaba a la luna entre espesas nueves. El tren apago sus luces y siguió en marcha, me acurruqué al lado de la ventana para poder oler las briznas de hierba que nacían con las gotas de rocío que placenteras posaban en las margaritas ahora oscuras por la noche. Me dormí pensando en la carta, en las margaritas y en las gotas de rocío. Desperté con los pitidos del tren que daban la llegada a Barcelona. Ante mí se abrió una ciudad hermosa de clima seco, los coches circulaban por los viejos carriles, donde por medio un área de árboles adornaban la carretera, las casas se situaban ordenadamente al lado, el bullicio de los niños correteando se escuchaba en todos los lados, muchos se acercaban a el Cine Coliseum a coger las entradas para las películas recientes. Los anuncios se repartían por toda la ciudad: ‘’Tenemos ya a la venta la deliciosa… GASEOSA CASERA’’, ’’lava por si solo PERSIL’’, ‘’Juegos reunidos GEYPER’’, ‘’Cacaolat’’… Un monumento espectacular se abría paso ante todo lo demás, Sagrada Familia, un inmenso monumento, sus pareces beige hacia marrones altas y complejas con sus inmensas torres puntiagudas. Observe rápidamente lo que pasaba ante mis ojos, despúes fui hacia el gran puerto. Los pescadores, cubiertos por grandes fundas descargaban el pescado recién fresco, la grande cimentación estaba llena de redes que se veían desordenadas con su peculiar olor a mar. Me senté sobre el muelle, esperando el ferri que me llevaría a Londres… mi esperado y soñado destino. Mientras veía mi reflejo en el mar. Tranquilo pero exhausto… muchas cosas habían cambiado y con ello mi forma de ser, totalmente diferente, dura y sensible a la vez, soñadora, enamoradiza pero con una mota de tristeza interminable. Mientras me observaba, vi el reflejo de los ojos de mi madre, y el cuerpo de mi padre… me parecía a ellos después de todo, y ahora solo quedaban recuerdos, grandes y hermosos, que se convertían en dolorosos e inquietantes, sentía que faltaba algo, como si mi corazón estuviera roto. Había tenido que crecer y hacerme adulta en una sola semana… ya no volvería a ser la de antes ni nada volvería a ser lo mismo… 19º CAPÍTULO: AVIÓN DE PAPEL Me levanté rápidamente del muelle, y observé a los pequeños niños de cinco años que jugaban con las conchas de mar, todos ellos con alegría parloteaban unos con otros sin darle importancia a lo que pasara a su alrededor, al fin y al cabo era unos niños con inocencia y para ellos el pecado y la discordia era totalmente desconocido. Me fijé en una chiquilla, con un vestido gris cortito y holgado, de pelo suelto y muy ondulado, del marrón de las castañas. Se encontraba de espaldas a mí, mojada por las olas del mar, que subían y bajaban al unísono, la chiquilla abrazaba sus piernas, y suspiraba tranquilamente. Me acerqué cautivamente, estaba llorando. La niña se agarraba las piernas con los brazos, y hundía su dulce rostro contra el vestido gris. -¿Qué te pasa chiquilla? -Mi papá se va hoy… lejos muy lejos… -Pero tu papá estará bien-le acaricié el pelo y le susurré al oído-¿por qué no le mandas una carta? -Una carta… pero es que… es que yo no sé como puedo mandársela -Sopla el viento -Si… pero a un así no podré mandársela a papá -Sí, podrás mandársela, ¿Sabes hacer aviones de papel? -¿Aviones? -Sí, aviones -No-negó con la cabeza y empezó de nuevo a llorar -No te preocupes. Yo aré el avión por ti, pero antes escribámosle. Sonrió como si nunca lo hubiera hecho, se secó las lágrimas y cogió una pequeña pluma del bolsillo de su vestido: Papi… yo quiero que vuelvas, ¿A que vas a volver? Púes yo papi, te quiero mucho, así de grande, y te echo mucho de menos, y mamá y el hermanito, y la hermanita, sí, todos te echamos así de menos, si vinieras sería más mejor… ¿Vas a volver verdad? Te quiere así de grande como el universo: Laura -Bien púes ahora haremos el avión, ¿Te parece? Mis manos se lanzaron al papel, y flexiblemente convertí aquel minúsculo de papel, en un hermoso avión de papel, la niña me miró, y yo animándola de nueva con una palmadita le dije: -Ahora el viento será su mensajero Y el avión de papel desapareció en el horizonte, donde nadie lo podía ver, solo los ojitos de Laura. -Muchas gracias señorita, todos los días le diré al viento que mandé mis mensajes, ¿A dónde va usted? -Yo debo irme, muy lejos, también, ahora, allí está mi barco. Laura se acercó y me abrazó a las piernas. Se tocó el corazón y dijo: -Yo siempre la llevaré aquí Sonreí por primera vez desde hacia días, y me despedí, quizás no volviera nunca más a España. 20º CAPÍTULO: UN MENSAJE EN BOTELLA Entré en el ferri, segura de mi misma y con una sonrisa de oreja a oreja, a lo lejos a un veía a Laura sonreírme y saludarme, y eso… eso me hacía realmente feliz. Entré en el barco, de grandes longitudes, era de colores negro y rojo, bajo y de aspecto desordenado con ambiente agobiante. Me senté en uno de los camerinos, para los viajes de varias semanas de estado confortable y acogedor a pesar de ser estrecho y muy pequeño, contaba con una simple cama y un pequeño escritorio que debería ser como mucho de 1 metro de longitud, los colores eran simples blancos de diferentes tonalidades con un techo y suelo de oscura madura roída por el paso de los años. Se escuchó el sonido de las chimeneas, partíamos ahora, sonreí, corrí a la popa y me puse a ver como el mar calmo, se ponía como dientes de tiburón blancos que parecían morder al barco, entonces con un soplido del viento, como despedida, el ferri partió dejando la tierra detrás de él, y múltiples ojos veían al horizonte entre lágrimas despidiéndose de su tierra, ojos con recuerdos y familias que querrían abrazarlas toda la vida. Cuando solo se veía mar y más mar, corrí a mi camarote a escribir una carta, una nueva carta relatando mi aventura en un ferri, una carta que podría o no llegar a las manos de quien deseaba, solo esperaba que allí donde el estuviera, estos sentimientos relatados desde el fondo de mi corazón fueran susurrados en el oído de aquella persona a la que amaba y añoraba cada día que pesaba: Querido Alex: Hacia tiempo, que no sentía una excitación tan grande ante tal insólita situación que me está pasando, hace unos días partía de casa, una casa que me queda muy lejos de aquí, pero ya no hay viaje de retorno, ni lo quiero, ahora emprendo un nuevo camino, camino que espero que me lleve a encontrar el destino que perdí un día sin darme cuenta. Amado, amado y querido Alex, me encuentro en un ferri, millas lejos de casa, muy lejos, me voy a Inglaterra, a encontrarme con Alexandre, a quien llevo en mi corazón como un tesoro. No te sientas celoso, no lo hagas por favor, estes donde estes, hagas lo que hagas, te seguiré amando, lejos o cerca, pero quiero ser independiente, buscar mi destino, perseguir mi sueño, e intentar pese al esfuerzo, encontrar la felicidad, una felicidad cercana. Recuerdo cuando, en esta estación de vez en cuando llovía, y miraba como el día parecía ser una noche entre nubarrones de colores negros y grisaceos, de donde caían transparentes lágrimas del cielo. Los recuerdo, esos días cantaba alegre, sin tener en cuenta nada... fué en uno de esos días, donde encontré tu carta, en mi habitación, perdida, como un niño sin casa, la abrí con cuidado y me deleite con tus palabras: '' Querida y añorada señorita: De seguro que no me conoces, ni has de saberlo hasta su llegado momento, pero si solo por un momento se imagino todo lo que la puedo amar, cada día de espera, espiandola desde algún rincón, comiendo de sus palabras, o de sus notas frágiles y delicadas que salen de su hermosa boca, donde los labios lucen tiernos y enriquecedores, donde el trino de notas de felicidad se pierden...'' Que preciosas eran, adornaban mi corazón a un compás acelerado, un compás que ningún compositor abría podido seguir por bueno que fuera... y me deje ir, me deje ir por sentimientos ardientes, por el más grande y doloroso de los sentimientos... el amor. Mi amor, mi vida, mi tesoro, te quiero mucho, pero debo despedirme y darte un adios, hasta pronto: Te quiere: María Me acerqué al pequeño cajón del escritorio del camarote, y saqué una botella de Ron vacía, que parecía tener varios meses, la lave con un poco de agua que salía del pequeño baño, e introduje la carta cuidadosamente dentro. Puse el pequeño tapón forzadamente, hasta que con el empuje quedó bien colocado, salí mareada del camarote, y subí a la proa, cerré los ojos, y con un lijero movimiento de brazo, la botella cayó al mar alejándose con la corriente, muy lejos, donde no la podía volver a ver. Seguí durmiendo el resto del día y durante el trayecto largo no hubo ninguna interrupción más que las campanillas que sonaban para anunciar la hora de comer, cenar o desayunar. Se me pasaron los días rápidos, siempre me ponía a escribir, y cuando menos lo pensé había llegado, estaba en Inglaterra 21º CAPÍTULO: INGLATERRA Y ALEX Desembarqué del ferri, con las pocas pertenencias que tenía, al pisar tierra me enteré que sentía como si se moviera todo, y pronto entendí el po que, el mar, era como si sintiera el mar, me reí de mi misma y de la aventura que acababa de correr, me sentí satisfecha y orgullosa de mi misma por a ver sido capaz de avanzar y de llegar tan lejos. Miré a mi alrededor, todo era extraño, la organización de los ingleses era minuiciosa, y al parecer parecían personas entrañables y alegres, me figuré que nadie sabría de mi llegada a Inglaterra, así que me senté y me quedé a pensar un poco, como informarme... Recordé las viejas lecciones de padre, sobre el inglés, y decidí a probar, me acerqué a un policía que se encotraba en la estación marítima, su apariencia era afablem era un hombre apuesto, musculado y algo serio: *-Excuse me, could you tell me where to find Sara Fernandez, Spanish married to jorje? -Yes, ofcourse, they're satying at Mrs. Carolina's house. Go right and take the 2nd streed. It's on the botton, nº 43. -Thank you very much, sir. ------------ *-Perdone, podría decirme donde encontrar a Sara Fernandez española casada con Jorje. -Si, por supuesto, se alojan en la casa de la Señora Carolina, siga siempre a la derecha, y en la segunda calle al fondo, nº 43. -Muchas gracias, señor ---------- Mientras transcurría el tiempo caminando me fijé en el orden de las calles, iban númeradas, con nombres bien señalados, una estructura organizada, las casas en general eran grandes y de colores vistosos, otras menos completas y de madera, otras pequeñas, y en algunos rincones había barrios empobrecidos. La mayoría de las personas que pasaban, iban bien vestidas, señoritas con paraguas y bonitos vestidos de vuelo, y señores con trajes de corbata, negros o grises a excepción de algún pobre harapiento, que se encontraba en la calle, como en el exilio pidiendo limosna. Me acerqué a uno de ellos y con una sonrisa le di un billete de 50 dólares, podría parecer exagerado, pero algo me llevó a hacerlo. Al pobre se le iluminó la cara, y no podía hablar, se levantó poco a poco, y me abrazó, le sonreí, y le prste un poco de comida y unos zapatos que tenía, y con un saludo fué a darle de comer a su familia. Subi la calle, y allí estaba, una gran mansión se abría ante mis ojos, un portalón enorme de color negro, con rosas enredaderas de brillantes hojas se aguantaban fuertemente, en el frente un patio con jardín y piscina enorme con sauces que caían sobre un pequeño embarcadero, y allí unas ventanas, donde se veía caer el terciopelo de unas cortinas... un hombre... ...Él... sentado sobre una butaca leyendo unas cartas, de pronto sus ojos esmeralda, vieron perdidos al horizonte como en busca de algo... noté que suspiraba, y tuve ganas de abrazarlo, estrecharlo y besarlo con mis labios, volviendo a probar el sabor dulce que desprendía... Cogi voluntad, timbré... El vió con ojos esperanzados la puerta, como si supiera que yo estaba ahí, entonces me vió, una sonrisa grande apareció, fuí corriendo a él y me dejé abrazar por sus brazos: -¿María, que haces aquí?-dijo besándome en los labios -¿Esperabas a alguién? -Te esperaba a ti, pero... no lo creía posible -Alex, desde hace tiempo escribo a un desconocido, que se parec a ti... -María, desde el primer día que te vi, con la prometida de mi primo, yo me enamoré perdídamente de ti... yo... -¿Tú? -Yo era ese desconocido -Alex... te amo, no quiero volver a estar sin ti -María-se arrodilló-quiero pedirte una cosa. Me quedé callada, sabía lo que me iba a pedir, sabía que mi respuesta sería un sí, nuestras miradas se cruzaron, él me cogió la mano delicadamente, noté su sudor, y el temblor de sus dedos sobre mis pequeñas manos, noté un cosquilleo en el estómago. Noté como el frío de algo metálico se encajaba en mi dedo, cerré los ojos y saborée el sentimiento enternecedor y excitante que sentía. Aquel día fué el más feliz de mi vida, y el que cambiaría mi destino para siempre.
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Sobre FaMiMi nombre es Miriam, llevo varios años escribiendo, en ello he escrito un libro el cual me enamoró por completo. Mi mejor amiga: Fátima es la que me ha animado a seguir el camino e mi sueño. CategoriesAutorEspero realmente que os guste esta historia. Cualquier cosa podéis enviarme mensaje a mi cuenta de facebook, twitter o gmail |
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