Fuiste tú y tu sonrisa.
Tu esencia. Es cierto eso que dicen que no sabe uno lo que tiene hasta que lo pierda. Fuiste tú, y nada más que tú, la que por delante llevaste la carreta, dándole fuerza, y teníamos que seguirte con un ''terbasmin'' en la mano, e incluso así a veces estabas demasiado lejos como para alcanzarte. Tu vida, quizás no la más larga, nos dejo a todos marcados, fue intensa, nos enseñaste cosas, eras la vida y la sabiduría, y entre postre y postre siempre nos dejabas con un misterio más sobre la mesa. Yo te vi bailar, escapar de un recinto, correr, te vi envejecer, pero ellos, tu familia, a un te vieron más, te vieron años y años evolucionar, eras una más, y aunque aquí no estás siempre lo serás. A veces, es difícil decir Adiós, púes la misma palabra conlleva una preparación psicológica, un devenir, una apología, falsedades y verdades, nunca sabemos como llega y mucho menos como lo viviremos. Pero nos tenemos que despedir, yo lejos, ellos cerca. Dedicado: ''a la abuela Carmen''
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AutorMiriam Otero Pousada. Archivos
Octubre 2016
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O rincón de FaMi